Nota Dramatúrgica
Alas de Cristal es una creación dramatúrgica y escénica creada desde lugares propios donde reside la inquietud. Una creación artística personal a partir de percepciones subjetivas traducidas a la impresión, al pensamiento, a las emociones, a las sensaciones, al comportamiento, a las impresiones, a la inquietud, al pulso, al impulso; a la palabra; al cuerpo.
Las sugerencias dramáticas se vieron inundadas de estímulos a partir de El Zoo de Cristal de T. W; sugeridas desde la reinterpretación personal y artística de la obra de Tennessee Williams. Ellas, fueron colmando inspiraciones confluyendo con mi propia inquietud expresiva. Esa inquietud focaliza en el hecho de abandonar las apariencias, romper toda superficie (de ideas, conceptos, temas) para llegar a las profundidades que alcanzan universos como éste, así como los mundos internos de seres humanos en conflicto y en constante ebullición interna. La apariencia es sólo la carcasa que construimos para paliar la verdadera autenticidad con la que latimos y conducimos alientos. Aquí los alientos se llaman aleteos y la fragilidad precisa ha de estar presente en toda atmósfera que envuelva la acción escénica. Fragilidad quiere decir también belleza. Fragilidad quiere decir humanidad. Quiere decir. Mortal. Quiere decir. Cualquiera de nosotros. O quiere decir nosotros; en cualquiera de ellos.
En el proceso de escritura, aparecieron otros estímulos, que en convergencia fueron desembocando hacia el universo subyacente que se estaba creando. Los otros estímulos que influyeron en el proceso, además de los internos, son en su mayoría, sonoros o visuales, imágenes sugeridas desde la imaginación, desde la proyección mental de las humanidades; desde la concepción de conflicto. Una de las imágenes que apareció con más fuerza fue la del cristal. En este punto, lo surgido a partir del material se dimensionó hacia las metáforas, convergiendo en el proceso con el material escrito y la propia perspectiva para esta nueva obra.
A estos pulsos dramatúrgicos, se les suma, una serie de líneas textuales escritas a partir de improvisaciones donde el cuerpo y el texto se expresan en reciprocidades y atendiendo a los universos internos y emocionales mencionados, y buscando fórmulas expresivas que traigan aquí y ahora el mundo subyacente de las palabras escritas. Es en el espacio escénico donde estos elementos se congujan a favor de crear una partitura escénica que engloba todos los sentidos y significados sumando el total expresivo de Alas de Cristal.
Alas de Cristal, es la consecuencia de dicho proceso destilado desde lo abstractamente subjetivo y puramente humanista. Trae consigo un mundo dramático contingente, ubicado en un espacio lumínico de sentidos, en una atmósfera sonora que envuelve como un mantra de voz materna, un nido vacío, una jaula de cristal que apresa a un cuerpo (femenino) cuyas alas son demasiado delicadamente finas para convertirse al mínimo aleteo; y otro, otro cuerpo (masculino), que abandona su hogar en busca de su libertad pero late anclado a ELLA y a su jaula acristalada. Su fragilidad podría romperla. ÉL estalló. Él sí voló. Pero pertenecerá siempre a esa jaula, y ella, será siempre, su hermoso y frágil pajarillo.
La perspectiva artística apuesta por crear un espacio expresivo para unos mundos internos que viven en el eterno conflicto de la fragilidad e incapacidad (ELLA) o de los remordimientos y secuelas del pasado (ÉL). Ambos, conducen la acción dramática, en el eterno conflicto a partir de la metáfora del título.
ALAS DE CRISTAL
Los recuerdos encienden el pasado. Insinúan un haz de luz. Incide en una jaula. Es de cristal. Contiene a una muchacha hermosamente frágil. Es su hermana. Hay también un nido. Vacío. Sin pájaro. Y el eco de una madre convertido a mantra. Inunda la atmósfera con su balbuceo. ÉL lo abandonó. Voló pretendiendo ser libre. Pero vive enjaulado a los recuerdos que le hacen revivir cada noche sus remordimientos. ÉL sólo quiere escribir. Sólo quiere escribir. Pero es en esos mínimos aleteos, cuando puede liberarse de su jaula y quebrarse para siempre, al mismo tiempo. Sus alas son demasiado delicadas, demasiado acristaladas para poder soportar el vuelo.